DIA DE LA MUJER:
La conmemoración de aquel acto de represión contra mujeres trabajadoras que dio lugar después a la determinación de un día de homenaje, nos pone frente al desafío de reflexionar sobre la situación de ellas, de nosotras, en este tiempo.
No hay duda que el último siglo ha sido el de la revolución de avance de las mujeres en los distintos ámbitos de la vida pública, tanto en lo político, social, económico y cultural. Sin embargo, la brecha aun existente entre aquellos avances, que incluyen el reconocimiento jurídico-legal de muchos de sus derechos, los hace contrastar con su ejercicio práctico.
Ese pasado reciente nos muestra la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, especialmente, durante el tiempo en que las políticas de ajuste recaían sobre los hogares y aquellas, tuvieron que salir a la calle en búsqueda, no de su realización personal, sino de un ingreso que pudiera compensar el que perdían sus parejas varones, despedidos de las industrias nacionales o de las empresas de servicios públicos que pasaron de manos del Estado a los grupos privados.
Mujeres, que dentro de ese espacio de producción económica, no encuentran hoy el reconocimiento igualitario a su tarea porque no reciben la misma paga que los varones por la misma tarea ni tiene iguales chances de conquistar espacios de dirección y decisión al igual que sus colegas.
Esas mujeres que, día a día, salen a cumplir tareas en el mercado de trabajo, cada vez más competitivo y deshumanizado, en donde la productividad siempre se mide en términos que afectan el cumplimiento de las responsabilidades familiares que, pese a los avances, sigue quedando prioritariamente, en manos de ellas.
No hay duda que el último siglo ha sido el de la revolución de avance de las mujeres en los distintos ámbitos de la vida pública, tanto en lo político, social, económico y cultural. Sin embargo, la brecha aun existente entre aquellos avances, que incluyen el reconocimiento jurídico-legal de muchos de sus derechos, los hace contrastar con su ejercicio práctico.
Ese pasado reciente nos muestra la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, especialmente, durante el tiempo en que las políticas de ajuste recaían sobre los hogares y aquellas, tuvieron que salir a la calle en búsqueda, no de su realización personal, sino de un ingreso que pudiera compensar el que perdían sus parejas varones, despedidos de las industrias nacionales o de las empresas de servicios públicos que pasaron de manos del Estado a los grupos privados.
Mujeres, que dentro de ese espacio de producción económica, no encuentran hoy el reconocimiento igualitario a su tarea porque no reciben la misma paga que los varones por la misma tarea ni tiene iguales chances de conquistar espacios de dirección y decisión al igual que sus colegas.
Esas mujeres que, día a día, salen a cumplir tareas en el mercado de trabajo, cada vez más competitivo y deshumanizado, en donde la productividad siempre se mide en términos que afectan el cumplimiento de las responsabilidades familiares que, pese a los avances, sigue quedando prioritariamente, en manos de ellas.
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